DE QURTUBA A GHARNATA



Casco Antiguo de Córdoba
Mukhtar emprendió el camino a Granada sobre un caballo obsequio de ben Akiva. Hizo una parte del camino acompañado por dos viajeros provenientes de Qurtuba y que se dirigían a Lawra. Mukhar encontró la ocasión de saber qué era una noria y de conocer de cerca su funcionamiento.

Bab Ilbira (Puerta de Elvira)
Los viajeros se detuvieron varias veces en el camino, y al llegar a Bayyana, uno de ellos explicó que mantenía un litigio de lindes con los cristianos a los que se les había otorgado las tierras colindantes. Una vez llegados a Lawra, Mukhtar no quiso aceptar la invitación de sus compañeros, pues temía que al hacerlo, retrasara mucho su llegada a Gharnata.

Entró a la ciudad por bab Ilbira, sin comprender aún que había llegado a Gharnata. Una vez dentro, preguntó por una casa de hospedaje y le enviaron a una cerca de la la Gran Mezquita. Le sorprendió descubrir que por haber entrado tarde en la ciudad, todos los hospedajes estaban completos. Sin embargo, un zagal –por una moneda- se ofreció a llevarle a una casa. Era la casa de un hombre de edad avanzada llamado Nicolás, cristiano alandalusí. Le alojó en una alcoba con una ventanilla baja cerrada por una celosía, un camastro, un candil y al otro lado de la cama, una estrella de ocho puntas en cuyo centro había una leyenda en árabe, una mesa, y otra estrella más pequeña.

Vista de la Al-Hambra
Cenaron lentejas condimentadas con azafrán, y Mukhtar supo cuál era la importancia de esta flor y de su esencia, una vez preparada y convertida en especia. Después, pasó su primera noche en Gharnata. Al día siguiente recorrió las calles de la ciudad, y Nicolás le mostró la fortaleza llamada al-hamrá, roja del color de la tierra con la que estaba construida.
Mosaico de los palacios nazaríes

Mukhtar explicó a Nicolás que durante su viaje había tenido dos maestros, uno musulmán y el otro judío, por lo que el cristiano le respondió que se acercaba a las tres tradiciones míticas, como los tres estambres de la flor del azafrán. Nicolás se disponía a ser su tercer maestro.


Con su nuevo maestro, Mukhtar visitó los palacios y escuchaba atentamente todas las explicaciones. Diez días después del comienzo de sus enseñanzas, Nicolás le conminó a viajar a la sierra de Alhamilla, cerca de Bayyana, a la escuela fundada por Ibn al-‘Arif. 


Si queréis conocer el fin del viaje de Mukhtar, tendréis que leer la novela.



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