La Isla

VISITA A LA ISLA


Mallorca está atravesada por una arteria de comunicación; es la mayor autovía que va de un extremo al otro de la isla. Esta carretera también divide los parajes. El centro-este es más árido y llano que el oeste, donde se sitúa la Sierra de la Tramontana.

Comenzamos la visita por el centro-este donde encontraremos ciudades como Llucmajor o Ses Salines. La mayoría de los pueblos de la parte central tienen una arquitectura y distribución urbanística casi idéntica. Recuerdan el estilo renacentista italiano y los pueblos de Toscana. Al mismo tiempo, tienen un cierto aire provenzal llamativo. Pero quizá, en realidad, no sea sino el estilo mediterráneo.




La costa oriental está plagada de calas más o menos grandes, y la mayoría son urbanizaciones turísticas en la que esta industria es próspera. El turismo que encontramos en esta zona es eminentemente alemán y familiar.Aquí abundan los olivos y algunas viñas. Pasaremos por Manacor donde no nos podemos perder las perlas Majórica; visitaremos su producción y continuaremos hasta el Puerto de Cristo para llegar a las Cuevas del Drac, famosas por sus delgadas estalácticas semejantes a una dorada melena leonina, y su enorme lago central en el que se organizan conciertos en verano.  Llevaremos nuestra visita más al norte, hasta Artá y visitaremos la cueva. Ésta es famosa por su altura de más de 40m, y las increíbles formas, pasillos y salas del interior.

Continuaremos en dirección norte bordeando la bahía de Alcudia y deteniéndonos en diversos putos interesantes, si así lo deseamos. De lo contrario, llegaremos a Alcudia y visitaremos esta interesante ciudad, principalmente dentro del recinto amurallado. Antigua ciudad romana, sufrió muchos avatares en su historia. Es agradable recorrer la muralla y pensar que e el testigo principal de las innumerables batallas rebelándose contra Carlos V, los piratas turcos y Felipe V, hasta que en el siglo XIX se salvó de la epidemia de fiebre amarilla cerrando sus puertas a todo forastero, cualquiera que fuese su origen. A continuación, pasaremos por Pollença, recorreremos su paseo marítimo, tomaremos el sol en sus calas, si así lo deseamos, o subiremos hasta el faro.




A partir de aquí, nos dirigimos a la Sierra de Tramontana y la primera etapa interesante será Sóller. Esta pequeña ciudad, como tantas otras, fue objeto de las incursiones piratas del mediterráneo. Está muy bien conservada y resulta placentero perderse por sus calles, entrando en las numerosas tiendas artesanales, visitando la casa-museo modernista o tomar el tranvía para recorrer la ciudad y bajar al puerto. Un punto digno de visita igualmente, es el Faro de Sóller desde el que disfrutaremos de unas vistas magníficas. 

Sería imperdonable no detenerse en Valldemossa que, al igual que Sóller, está muy bien conservado y ofrece una gran paz a través de los gruesos muros de piedra de sus casas y edificios. Y por supuesto, no es posible olvidar la Cartuja de Valldemossa donde permaneció Frédéric Chopin, enfermo de tuberculosis, y donde compartió su amor con George Sand.




Terminamos el recorrido en Andratx, cuyo gran interés es el de poseer grandes instalaciones turísticas, urbanizaciones privadas y un puerto deportivo. Afortunadamente, el paisaje es montañoso, con numerosas calas y maravillosos paisajes.

A partir de aquí, volvemos a nuestro punto de partida, Palma de Mallorca. Este recorrido ha sido algo general. Aun quedan muchos lugares por visitar, calas donde bañarse, puigs  (puntos montañosos elevados) donde respirar la brisa de la montaña, jardines y parques donde recrearse con la naturaleza, y por supuesto,  el resto de las islas del archipiélago por descubrir.
Una ventana hacia el infinito (Fundación Pilar y Joan Miró)



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