Cuidar de ella. Jean-Baptiste Andréa
Cuidar
de ella
Jean Baptiste
Andrea
Jean Baptiste Andrea nos ofrece
una novela repleta de aventuras con un toque rocambolesco y de intriga que nos
lleva casi a las orillas de la novela negra. Es una escritura llana sin
ambiciones psicológicas ni análisis de ningún tipo, como si el objetivo
principal fuese principalmente el de entretener y maravillar con la riqueza de
arte y detalles humanos, incluso históricos y descripciones de lugares y costumbres.
La historia comienza en el sur de
Francia, en la familia Vitaliani emigrada de Liguria, en Italia, buscando
mejores posibilidades de vida. En Francia se les trató de extranjeros, se les
despreció y fueron objeto de burla. Por esta razón, la mayoría de emigrantes
italianos prohibieron a sus hijos que hablasen italiano, lo que no sucedió en
la familia Vitaliani. El padre, Luciano, escultor, fue reclutado por Francia
para la guerra en mil novecientos catorce, donde murió.
Michel Angelo Vitaliani nació diferente
a los demás niños, de tamaño más pequeño de lo normal y no crecería mucho más
durante toda su vida, pero heredó el gusto y la capacidad de la escultura de su
padre, así que su madre, viendo que no podría ofrecerle una vida mucho mejor,
le envió a Italia, a Turín, donde llegó en mil novecientos dieciséis, en plena
guerra, en compañía de un alcohólico, aficionado al vino de Valpuciano, que
volvía a su tierra en los Abruzos. Había recibido una cantidad de dinero para
que dejara al Mimo, de doce años, como llamaban a Michel Angelo, en casa de su
tío Alberto, escultor igualmente. Desde su llegada, mimo será apodado el
francés.
Es en Turín donde comienza
realmente la aventura de Mimo, el francés; será víctima de los maltratos
de su tío; después se trasladarán de Turín a Pietra d’Alba y entablará amistad
con los pocos amigos que conservará toda su vida, y también a la hija de la otrora
poderosa familia de los Orsini con la que entablará una extraña relación.
Engañado por su tío, trabajará con un cultor de Florencia. Conocerá todas las
miserias del mundo y su pequeño tamaño no le ahorrará el acoso de otros
escultores ni el dominio del alcohol. Sin embargo, siempre conservará el
orgullo de su enorme virtuosidad en la escultura.
Sus vivencias le harán conocer la
Italia de anteguerras, la subida e instauración del fascismo, el reconocimiento
como escultor, la fama del escultor del que todo el mundo quiere tener una
obra, y por ende, la riqueza, el despilfarro, los lujos; ser el escultor de
todas las iglesias e incluso del Vaticano. Nunca abandonará la idea de componer
una extraña escultura de una enorme belleza y que, sin embargo, será retirada
de la exposición al público.
Las aventuras no finalizan ahí,
se prolongan hasta que un terremoto termina con casi todo su universo personal,
tras lo cual, completa su ciclo vital en el monasterio “La abadía de San
Miguel” en la comuna de Chiusa (1), en Turín, en cuyo subsuelo se guarda su escultura
a la que se ha dedicado y cuidado durante cuarenta años.
Cuidar de
ella es una novela en la que encontramos una narración fluida con la que Andrea
nos muestra la sociedad italiana de entre dos guerras, los diferentes tipos de
personas, como los oportunistas, los dominantes, los traficantes de
influencias, los trabajadores, etcétera. Caracteres como la falta de aceptación
de uno hacia sí mismo, intentar ser alguien diferente a lo que se es en
realidad, la búsqueda de un objetivo en la vida, la lucha por su propia
independencia, o la conformidad con lo que se tiene, y sobre todo, la búsqueda
identitaria. Pero también la deformidad de seres marcados por la vida y la
sociedad, que se empeñan en construir su propio lugar y reafirmarse en él. La
inversión de los destinos tradicionales de los hijos de la nobleza; el
primogénito, heredero de la fortuna; el cadete, militar, y el benjamín,
eclesiástico; mientras, el único destino posible para las mujeres continúa
siendo el matrimonio. También asistimos al espectáculo de los diferentes estamentos
sociales, puesto que el relato se desenvuelve desde el más bajo de la sociedad,
los marginales, y el más alto en la escala social, económica, y de poder.
Cuidar de
ella no deja indiferente, puesto que su lectura se convierte en adictiva y se
lee de un tirón esperando siempre el acontecimiento siguiente al que acabamos
de leer.
(1) La
Sacra di San Michele (La abadía de San Miguel), monasterio en el que se inspiró
Umberto Eco para su novela “El nombre de la rosa
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