Jardines de Kensington, Rodrigo Fresán
ega a hablar de sí mismo creando una biografía que no es cierta, pero que al mismo tiempo es completamente cierta. Éste es el juego que impone al lector en la lectura de una muy elaborada obra titulada “Los jardines de Kensington” de lectura fácil y dinámica.
En esta
novela, Fresán es capaz de escribir dos historias paralelas y que, sin embargo
se entrecruzan en el tiempo y el espacio, siempre en el mismo lugar, el Londres
victoriano por un lado, y por el otro, los años sesenta, la época de los
hippies, también en Londres.
Este
escritor se inventa un narrador llamado Peter Hook, que bien pudiera ser el
homólogo del Capitan Garfio de Peter pan, o Yim Yang, que podríamos identificar
como un segundo Peter Pan, pero que se desplaza en una bicicleta en una
cronocicleta a través del tiempo, en lugar de volar como Peter Pan. Hay otro
personaje como KaiKo Kay, niño al que el narrador cuenta la historia, así como
Berrie cuenta y escribe la historia a George, y sus hermanos.
Peter
Hook es el escritor de una serie de novelas infantiles, la saga de Yim Yang, y
cuenta a Kaiko Kai la historia de James Matthew Barrie, escritor de Peter pan. Pero
también le cuenta su propia historia, la de sus padres y su época. Tanto Hook
como Barrie, sitúan Neverland (el país de nunca jamás) en los jardines de
Kensington, separado de Hyde Park por la Serpentina.
No
existe transición entre una historia y otra, sino que se mezclan de tal manera,
mezclando igualmente las épocas, que llevan hasta una confusión que se va
aclarando progresivamente hasta hacerlo de manera mucho más clara al final del
libro. Se confunden igualmente las épocas que van desde la época victoriana, pasando
por la gran Guerra de 1914 a 1918, la aparición de Hitler y la generación de
los años sesenta. Y se confunden los personajes entre Peter pan y Peter Llewelyn
Davies y sus hermanos.
Barrie, nacido en Escocia, vive la muerte de su hermano
David y la depresión que causa en su madre. Barrie desea suplantar a su
hermano, pero no lo consigue, pues se vuelve invisible para ella, por lo que
decide no crecer nunca. Barrie es un gran pensador y se hace enormes
reflexiones sobre la vida, los hombres, adultos y niños, sobre dios, la
escritura, y la lectura:” Bienaventurados aquellos que han leído mucho durante
su infancia porque de ellos, tal vez, jamás será el reino de los cielos, pero
sí podrán acceder al reino de los cielos de los otros, y allí aprender las muchas
maneras de salir del propio infierno gracias a las estrategias no ficticias de
personajes de ficción”. (p. 34)
En paralelo a la muerte de David, asistimos a la muerte
de Baco, hermano del narrador, quien compara los funerales de los dos niños, uno en la infancia
victoriana de Barrie en la que se produce el nacimiento de una clase media
intelectual y de escritores, además de la industria de los juguetes; el otro,
en los años sesenta del siglo pasado con una clase media de coeficiente
intelectual altísimo.
Tanto Barrie como el narrador deciden dedicarse a la escritura, pero por razones diferentes:” Pero yo —a diferencia de Barrie— no escribo para poder ser alguien. Yo escribo para ser otro. Y ese otro no es ninguno de los muchos Yo que circulan por ahí. Barrie escribía para ser reconocido como el célebre autor de sus célebres creaciones; yo escribo para poder desaparecer detrás de ellas, para que Jim Yang sea más real que yo, para que el personaje le gane a la persona” (p. 80).
Barrie
tiene una gran dependencia de la familia Llewelyn
Davies y se convierte en un invasor por la frecuencia de sus
visitas. Para él, Sylvia es la imagen de la puerta hacia
un mundo ideal, es la gran procreadora de nuevas vidas. El amor que Barrie
siente hacia ella se sitúa por encima de los celos, es un amor sublime. Al mismo tiempo su relación con George, el
primogénito, es tal, que convertido en el hijo que nunca tendrá, escribe “The
Little Whitw Bird” basado en sus juegos con él.
Mientras tanto, el narrador piensa en las fiestas a las que ha asistido y a los invitados que, más que invitados son invasores, pues llegan por la noche y se marchan al día siguiente o varios días después. Los lugares cuando “Londres era el centro del universo y en el centro de ese centro giraban sobre sus propios ejes únicos, y felices, ellos” (p. 227). La época de la revolución social y cultural en la que casi todos los protagonistas morirán jóvenes y en la que se imponen dos estados: los Mods, oficinistas afeminados (según los Rockers), aficionados al blues, el jazz, Camus, etc., y los Rockers (según los Mods) o bestias de clase baja sin cerebro. La noción de tiempo desapareció entonces porque todo sucedió en aquella época; volvió a aparecer en los años 70 pero sin ningún sentido de futuro:” Lo que nos queda ahora, a la hora de pensar en el mañana, es la visión de un pesadillesco y mal avenido matrimonio entre Microsoft y Disney. La gente parece disfrutar cada vez más de lo infantil: películas para niños cada vez más adultas a ser consumidas por adultos cada vez más niños” (p. 339. 340).
Con el
tiempo, los hijos de Sylvia llegarán a pensar que, en realidad, sus vidas se limitan a ser personajes
escritos por Barrie, con una mezcla de realidad y fantasía. Sylvia muere de
cáncer y Barrie siente que el futuro ya no le contiene y por eso mira al pasado
porque su pasado es cada vez más grande; abandona prácticamente toda relación
con el mundo, manteniendo únicamente la que conserva con los hermanos Llewelyn
Davies hasta que debido a la guerra, parece que la infancia desparece
definitivamente. David llega a odiar a Barrie y se instala en el Soho. Barrie
muere el 19 de junio de 1937 a los 77 años de edad.
Por
otro lado, descubrimos por el narrador que existe un Awaysland (el mundo del
día) que contiene Neverland (el mundo de la noche) y se reconoce culpable por
haber causado la muerte de su hermano, lo que parece ser el inicio de la
escritura de la novela que cuenta a Kaiko Kai.
“Los
Jardines de Kensington” es una novela sobre la infancia, el deseo de no crecer
y el cruce de muchos cuentos durante la época victoriana, la época hippie de
los padres del narrador y de un niño inteligentísimo. Es la necesidad de
reinventarse, de caminar hacia una nueva identidad entre las mezclas constantes
de Peter Pan, Barrie, y el narrador; presentando al mismo tiempo una confusión
constante entre los diferentes elementos.
Novela
marcada por la muerte, la de los hermanos David y Baco, la de los padres y
hermana del narrador, y la muerte de Arthur, Sylvia, George y Michael Llewelyn
Davies, la desaparición de la infancia y los fantasmas constantes durante la
vida.
En
resumidas cuentas, Kensington Gardens es una novela que, aunque extensa, seduce
y se lee de un tirón sin que nos demos cuenta, como el dulce que más nos gusta
y deseamos saborear, pero intentando que se termine lo más tarde posible dentro
de su brevedad.
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