Con “Las Ondas de la
Laguna”, nos adentramos en una obra de teatro inédita (Ahora editada. Segovia diciembre. 2024) de Mariano Martín Isabel
concebida para convertirse en un serial auditivo, el cual ofrecería la
posibilidad de escuchar sus diferentes cuadros con toda la comodidad mientras
nos desplazamos hacia el trabajo, los estudios, o el asueto en trasporte
público, privado o caminando.
Con
este serial conoceremos la vida, los viajes y los hechos del judío converso
Andrés Laguna, humanista renacentista, erudito, médico, y algunas cosas más.
Si
menciono su condición de judío converso es porque a través de ella conoceremos
las dimensiones y los límites de la judería segoviana, así como el hecho de que
la obtención de títulos universitarios les estaba prohibido a los conversos en
las universidades españolas, lo que le llevó a estudiar en París y a viajar
como si fuera un judío errante.
Como
científico, su actividad e investigaciones le llevaron a observar antes de
extraer conclusiones de tales observaciones. De esa manera, llegó a contradecir
a los maestros de la medicina y a hacer públicas ideas como que las sangrías,
en lugar de curar a los enfermos, los debilitaba y les limitaba las
posibilidades de curación; o que los enfermos debían sudar para expulsar las
toxinas internas.
Andrés
Laguna fue contratado por la ciudad de Metz para terminar con la peste negra, y
la ciudad de Colonia le llamó para que compusiera y pronunciase un discurso a
favor de Europa.
Este
erudito era consciente de la delicada situación de los conversos pues, como ya
hemos dicho estaban imposibilitados para llevar a cabo estudios en España, pero
peor que esto era la facilidad con la que podían caer en las garras de la
Inquisición bajo cualquier pretexto, por ejemplo, el que se descubriera que
estaban circuncisos.
La
revancha de Laguna fue que, conocedor de todo esto, llegó a alcanzar los más
altos niveles como médico del emperador, contratado por importantes ciudades
europeas, médico de papas, y conde de Bolonia y otros títulos.
Sorprende
descubrir frases que recuerdan directamente a Don Quijote, personaje igualmente
renacentista; pero aún sorprende más descubrir que el mismo Quijote hizo
alusión a él en sus diatribas.
Tomamos
conocimiento de todo esto durante una noche en la que, devorado por la fiebre,
Laguna ve desfilar ante SÍ su vida desde la infancia, cuando aún vivía en
Segovia. Lamenta el tomar conciencia de todos los descubrimientos que él no ha
podido o no ha tenido tiempo de hacer, pero que se realizarán
después de su muerte. A pesar de todo ello, continuará siendo el gran
humanista, científico y observador que plantó las semillas que más tarde aportarían
grandes descubrimientos. Este es el momento en el que se produce su
FALLECIMIENTO.
Sabiendo
esto, asombra el hecho de que Andrés Laguna continúe siendo un gran desconocido
en España, que se ignoren los enormes avances que aportó a la ciencia, principalmente
a la medicina. Lejos del olvido al que se le ha condenado a lo largo de los
siglos, debería gozar de un puesto privilegiado entre los grandes. Habría de
ser estudiado en los colegios, institutos y universidades; así seríamos
conscientes de que sería importantísimo conocerlo y situarlo entre todos los
científicos que admiramos, ya sean españoles o extranjeros.
(24 Episodios radiofónicos)
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