Honoré de BALZAC



Balzac es uno de aquellos autores de los que todo está dicho y añadir algo que pudiera resultar relevante sería prácticamente empresa imposible. A pesar de ello, intentaré dar mi propia versión sin hablar de la Comedia Humana en toda su amplitud, pues sería tarea ardua por su extensión y significancia; así pues, me limitaré a varias novelas: “El padre Goriot”, ·Eugénie grandet”, “El coronel Chabert”, “Los chuanes, “El lirio del valle”, “Albert Savarus” y “La bolsa”.

 Las novelas de Balzac representan un siglo extremadamente convulso desde la Revolución de 1789 hasta el final del siglo XIX. Al inicio del siglo XX la mentalidad francesa había sufrido un enorme cambio, se había olvidado el hecho de que el rey tuviera carácter divino y fuera absolutista; la especulación, industrialización y normalización de la economía establecieron y divulgaron la mentalidad burguesa del progreso y/o la riqueza mediante el trabajo. La idea de “Libertad, igualdad y fraternidad” continúan siendo hoy el emblema del que la totalidad de los franceses se siente orgullosos, no en vano lo ha adoptado como propio cada uno de ellos. La República marca la identidad de la población, por lo que no es una casualidad el que uno de los improperios que se pueden lanzar a una persona es el de burgués/a, o pequeño/a burgués/a, calificativo que indica el gran interés por la obtención de dinero, lo que no sucede para la nueva clase surgida de la industrialización, es decir los obreros que producen para ellos y obtienen muchísimos menos beneficios económicos.

De la Revolución y del Terror emergen dos Rpúblicas, dos Restauraciones y dos imperios. Es en este periodo en el que se desarrolla la industria, el capitalismo, el colonialismo e incluso el mercado de esclavos, pero también el nacimiento de las teorías de Saint Simon, Proudhom o Fourier, las cuestiones sociales cobran actualidad y se pone fin al tráfico de vidas humanas. De todo ello nos habla Balzac en sus novelas, pues su gran actividad es la de observar y plasmar sus observaciones en sus relatos.

El padre Goriot es un buen ejemplo de enriquecimiento gracias a la corrupción y especulación de la época. De origen humilde, su sagacidad en los negocios le lleva a enriquecerse en el comercio del grano al mismo tiempo que crece su sobrenombre de “vermicelier” o comerciante de fideos; este término muestra el desprecio de la nobleza y la alta burguesía parisina de la Restauración por un hombre humilde, un nuevo rico sin educación ni refinamiento. No es el único, pues el señor Grandet en su versión campesina, hace gala de la misma sagacidad; el empobrecimiento de algunos nobles, la parcelación y las confiscaciones de las propiedades de los nobles emigrados y de la Iglesia facilitan el que oculte la cuantía de sus ganancias, a pesar de que sus propiedades crecen constantemente. La parcelación de propiedades de los emigrados y la confiscación de propiedades de la Iglesia también es el tema de “Los Chuanes”, la rebelión que se inició en los países del Loira, Bretaña y Normandía. Balzac nos explica el significado de “chuan”, palabra que deriva de la expresión bretona “chuin” que designa el grito nocturno de la lezucha, el mismo con el que se comunican los rebeldes. Pero a veces la parcelación nace de la pérdida del derecho de herencia única del primogénito y el derecho de herencia de todos los hijos.

Otro ejemplo de enriquecimiento son los delincuentes, criminales y malhechores, o los que se han arruinado y viajan a las Indias para enriquecerse sin escrúpulos. Tenemos a Jacques Collin, alias Vautrin (“El padre Goriot”) o “burlador de la muerte”, ex presidiario huido de Tulón y administrador de capitales de presidiarios, sueña con ahorrar la suma suficiente como para emigrar a América, comprar un terreno y esclavos para que trabajen para él. Vautrin es un hombre enigmático que demuestra tener muchos conocimientos del mundo y no se deja tentar por la fiebre de enriquecimiento y de pertenencia a las altas esferas parisinas. Charles Grandet (primo de Eugénie Grandet) viaja a las Índias para enriquecerse y regresa rico varios años  después, tras  haberse dedicado al comercio de negros, chinos y niños.

Por otro lado, a Vautrin, Charles Grandet, Corentin, le Gars, (estos dos últimos pertenecientes a la novela de “Los chuanes”) podríamos incluirlos en la categoría de hombres manipuladores e intrigantes. Vautrin intenta convencer a Eugène de Rastignac para que acepte su ayuda y así entrar en la sociedad elegante prestándole dinero, pero Rastignac decide no aceptar porque para ello Vautrin no duda en organizar una trama con asesinato y matrimoio incluidos. Charles Grandet regresa a París para entrar en esa misma sociedad a través del matrimonio con una joven no muy agraciada, pero condesa; su esposa y su familia le ayudarán a conseguir lo que desea y quizá, a conseguir el título de par de Francia. Corintin es un personaje siniestro, experto en todas las artes posibles del espionaje; no duda en manipular a todo el que le sea útil para llevar a cabo sus objetivos; es el enviado por Fouchet junto a Marie de Verneuil para detener y entregar a El Gars junto con el ejército republicano. El marqués de Montauran, alias El Gars, es un aristócrata emigrado y enviado de vuelta a Francia por Inglaterra para encabezar la rebelión en Bretaña; éste no dudará en manipular a la señorita de Verneuil para obtener información del ejército republicano, aun estando enamorado de ella.

No solo los hombres son intrigantes, también las mujeres, como la señora Evangelista en “el contrato de matrimonio”, que no duda en manipular a su hija y a su yerno el conde Paul de Manerville para llevarle a la ruina mientras enriquece a su hija. Otro ejemplo es Filomena de Waterville, que estando enamorada de Albert Savarus, establece una terrible intriga a fin de conseguir separarle de la princesa Colonna, a pesar del riesgo de quedarse sola. También la señorita de Verneuil manipula al marqués de Montauran para detenerlo y entregarlo al ejército republicano, a pesar de su amor hacia él. Entre los chuán la gran intrigante, la señora Gua que no duda ante ninguna circunstancia ni peligro para conseguir que El Gars triunfe en la rebelión y la señorita de Verneuil sea ejecutada. No sería posible olvidar a la mujer del coronel Chabert, que nunca aceptó la reaparición de su marido, volvió a casarse y tras el regreso del coronel a París, urde una estratagema para quedarse con toda su fortuna.

A pesar del cambio aportado por la República en el sistema de enseñanza, las jovencitas de clases sociales altas eran educadas de la manera más candorosa posible, en la religión y las labores del hogar, sin ningún conocimiento de los negocios ni la dirección económica del hogar, y sobre todo en total ignorancia de la vida, es decir de las relaciones entre un hombre y una mujer, de lo que ocurre cuando están casados, sólo saben que tendrán hijos, pero parece que llegarán por ciencia infusa. En este sentido, se mantienen inocentes hasta que, en un momento dado, adviene algún suceso y reaccionan de tal forma que nada ni nadie las puede desviar de los designios que ellas mismas se establecen, como le ocurre a Filomena Waterville y a Eugénie Grandet al enamorarse de su primo Charles Grandet; a partir de ese momento el señor Grandet que siempre había actuado con total despotismo, perderá todo su poder sobre ella. No olvidemos a la señora condesa de Mortsauf que, habiendo recibido una educación de señorita bien situada, se dedica a sus hijos y a ser fiel a su marido hasta el momento en que reconoce estar enamorada del vizconde Felix de Vandesesse, más joven que ella; a partir de entonces se dedicará a jugar el doble juego de mujer enamorada que sólo reconoce ocuparse de la educación y la promoción del vizconde como si fuera su hijo.

Entre estas mujeres también encontramos a las mujeres burladas, como la señorita Victorine (el padre Goriot); también ella posee una educación inocente, pero está enamorada de Rastignac y vive con una mísera pensión porque su padre, a pesar de ser un banquero importante y acaudalado, prefiere que su hijo varón herede toda su fortuna indivisa. Victorine formaba parte de planes de Vautrin pues éste debía provocar un duelo en que muriese el hermano, ella se casase con Rastignac y éste último accediese a la alta sociedad mediante la fortuna de su mujer. La princesa Colonna (Albert Savarus) es un ejemplo claro de mujer burlada, víctima de las intrigas de Filomena Waterville.

Como en todas las sociedades, no sólo existen mujeres débiles o burladas, también existen hombres débiles o inocentes por educación, y burlados. El primer caso es el de el Vizconde Felix de Vandenesse que, al ser el cuarto hijo, prácticamente fue abandonado por sus padres entre nodrizas e instituciones religiosas; su deficiente alimentación, falta de ejercicio y ausencia de amor materno hicieron de él un ser enclenque que se recuperó gracias a su amor por la condesa de Mortsauf y la formación y promoción que le ayudó a alcanzar. El segundo hombre burlado es Paul de Mannerville, que fue criado y educado con la más grande severidad y austeridad hasta que a la muerte de su padre, pudo disfrutar de la fortuna amasada durante años de forma casi secreta, como la del señor Grandet. a partir del fallecimiento del padre, Mannerville se dedica a vivir de forma disipada en París y varios países en los que ocupa puestos importantes; desgraciadamente decide regresar a Burdeos donde se casa y es vilmente manipulado y empobrecido por su suegra y su mujer, la señora y señorita Evangelista; no le quedará más remedio que viajar a las Indias para recomponer su fortuna. El tercer hombre burlado es el coronel Chabert, víctima de las intrigas de su mujer; Chabert es militar en el nuevo ejército francés del que se forma parte por voluntad propia, fuera de las levas de la monarquía, y en el que se asciende por méritos y buena disposición, no por pertenecer a una familia influyente. De este ejército republicano también forma parte el comandante Houlot que en la época del Consulado parte hacia Bretaña para poner fin a la rebelión de los chuanes.

Por último, están los nobles emigrados que recibirán indemnizaciones o que recuperarán sus propiedades durante la Restauración, como le sucede al conde Mortsauf, o la ausencia de ayudas o indemnizaciones, como le sucede al Barón leseigneur de Rouville (La bolsa) quien por no haber emigrado, falleció dejando a su mujer y su hija sin recursos,

Sin embargo, en estas novelas la nueva clase, la de los obreros no está presente y los campesinos lo son débilmente. Nos hablan de los campesinos en “El lirio del valle” durante las vendimias porque es el único momento del año en que comen convenientemente. También los vemos en “Los chuanes” porque gran parte de los rebeldes, manipulados por el clero, son campesinos que viven en condiciones lamentables; y en el coronel Chabert, porque vive en una pensión muy pobre en las afueras de París; más tarde en el asilo en que lo acogen, antiguo asilo de militares, vive en condiciones realmente deplorables.

Balzac estructura sus novelas siguiendo siempre el mismo plan. Primero presenta el lugar en el que se desarrollará la historia, a continuación, presenta a los personajes y sus historias personales, sigue el establecimiento de la intriga con una o varias mujeres en edad de casarse; entre ellas suele haber mujeres inocentes víctimas de enamoramiento que, en un momento dado, reaccionarán y tomarán las riendas de sus vidas; no faltan las mujeres intrigantes que no dudan en causar daño a otras personas para conseguir su propio beneficio. En la trama no faltan los hombres y mujeres que se enamoran locamente o platónicamente, capaces de ser fieles durante toda la vida si fuera necesario. La parte final siempre es el descubrimiento de la trama, de una intriga formada y desarrollada a lo largo de los capítulos.

Todas estas novelas reproducen una sociedad altamente inestable y cambiante. En la nueva sociedad decimonónica se estableció una guerra entre la aristocracia y la burguesía por dirigir la política, la diplomacia, la judicatura y las finanzas. Pero también florecieron las ciencias, y Balzac se propuso clasificar todos los tipos de personas de la sociedad francesa según el modelo de la clasificación de especies en zoología. Se suele decir que Balzac es el maestro de la novela realista, pero también cultivó diversos géneros, no en vano transformó la manera de escribir una novela; fue un hito  en la escritura, de tal forma que en la actualidad la manera “balzaciana” es completamente convencional.



 

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