LAS ONDAS DE LA LAGUNA
portada de Andrés Laguna, Humanista y Médico. [Trabajo colectivo coordinado por Mariano Martín Isabel (Ed Grupo de Trabajo. "Laguna Hoy" )]
Con “Las
Ondas de la Laguna”, nos adentramos en una obra de teatro inédita de Mariano
Martín Isabel concebida para convertirse en un serial auditivo, el cual
ofrecería la posibilidad de escuchar sus diferentes cuadros con toda la
comodidad mientras nos desplazamos hacia el trabajo, los estudios, o el asueto
en trasporte público, privado o caminando.
Con este
serial conoceremos la vida, los viajes y los hechos del judío converso Andrés
Laguna, humanista renacentista, erudito, médico, y algunas cosas más.
Si
menciono su condición de judío converso es porque a través de ella conoceremos
las dimensiones y los límites de la judería segoviana, así como el hecho de que
la obtención de títulos universitarios les estaba prohibido a los conversos en
las universidades españolas, lo que le llevó a estudiar en París y a viajar como
si fuera un judío errante.
Como
científico, su actividad e investigaciones le llevaron a observar antes de extraer
conclusiones de tales observaciones. De esa manera, llegó a contradecir a los
maestros de la medicina y a hacer públicas ideas como que las sangrías, en
lugar de curar a los enfermos, los debilitaba y les limitaba las posibilidades
de curación; o que los enfermos debían sudar para expulsar las toxinas
internas.
Andrés
Laguna fue contratado por la ciudad de Metz para terminar con la peste negra, y
la ciudad de Colonia le llamó para que compusiera y pronunciase un discurso a
favor de Europa.
Este
erudito era consciente de la delicada situación de los conversos pues, como ya
hemos dicho estaban imposibilitados para llevar a cabo estudios en España, pero
peor que esto era la facilidad con la que podían caer en las garras de la
Inquisición bajo cualquier pretexto, por ejemplo, el que se descubriera que
estaban circuncisos.
La
revancha de Laguna fue que, conocedor de todo esto, llegó a alcanzar los más
altos niveles como médico del emperador, contratado por importantes ciudades
europeas, médico de papas, y conde de Bolonia y otros títulos.
Sorprende
descubrir frases que recuerdan directamente a Don Quijote, personaje igualmente
renacentista; pero aún sorprende más descubrir que el mismo Quijote hizo
alusión a él en sus diatribas.
Tomamos
conocimiento de todo esto durante una noche en la que, devorado por la fiebre,
Laguna ve desfilar ante SÍ su vida desde la infancia, cuando aún vivía en
Segovia. Lamenta el tomar conciencia de todos los descubrimientos que él no ha
podido o no ha tenido tiempo de hacer, pero que se realizarán después de su muerte. A pesar de
todo ello, continuará siendo el gran humanista, científico y observador que
plantó las semillas que más tarde aportarían grandes descubrimientos. Este es
el momento en el que se produce su FALLECIMIENTO.
Sabiendo
esto, asombra el hecho de que Andrés Laguna continúe siendo un gran desconocido
en España, que se ignoren los enormes avances que aportó a la ciencia,
principalmente a la medicina. Lejos del olvido al que se le ha condenado a lo
largo de los siglos, debería gozar de un puesto privilegiado entre los grandes.
Habría de ser estudiado en los colegios, institutos y universidades; así
seríamos conscientes de que sería importantísimo conocerlo y situarlo entre
todos los científicos que admiramos, ya sean españoles o extranjeros.
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