Stefan Zweig. "Le Monde d'Hier" (El mundo de Ayer)





Le Monde d'Hier
Livre de poche. 14040 Nº. 19993








            Este mundo de ayer, estos recuerdos de un europeo constituyen un testimonio de valor incalculable puesto que es la visión y la reflexión de uno de los grandes escritores de nuestro continente durante una época que conoció innumerables acontecimientos.

            Como introducción, Zweig nos habla del siglo XIX y de los progresos que favorecieron que  la  vida fuera mucho más cómoda y segura en todos los sectores sociales. Pero tampoco debemos olvidar de que nos movemos dentro Prusia y del Imperio Austro-Húngaro que unidos, comprendían más de la mitad de Europa; tampoco debemos perder la perspectiva de que nos encontramos dentro de la burguesía industrial e intelectual.

            Resulta emocionante descubrir la infancia y adolescencia de nuestro escritor dentro de la rigidez de las reglas sociales de aquella época. Descubrimos la ausencia de consideración en la que se tenía a los adolescentes, a los que no se les permitía tomar la palabra porque se suponía que no sabían lo que decían, presuponiendo que su falta de conocimiento del mundo les impedía opinar; asistimos a su entrada en la sexualidad sin ninguna información ni conocimiento, por lo que resultaban presas fáciles para las enfermedades venéreas.

            Sin querer nos adentramos en la sociedad judía de Viena en la que se vive enmarcado por el estatus social, la posición económica y, la importancia social, exactamente igual que fuera de la comunidad judía, con los mismos prejuicios y discriminaciones. De hecho, Zweig explicará más tarde que en el momento en que Hitler les persigue y se deshace de ellos, los judíos no comprenden las razones que le llevan a hacerlo puesto que ellos lo único que pretendían era fundirse dentro de la sociedad en la que vivían convirtiéndola en su propia patria, su hogar y su seguridad. Dejaron de formar una comunidad específica con la misma fe y el mismo entendimiento, se convirtieron en ciudadanos austríacos o alemanes como todos los demás, o al menos, eso era lo que ellos pensaban.

            Zweig se adentra en el mundo de la literatura descubriendo hasta qué punto sus profesores se mantienen lejos de las cosas y los conocimientos que interesan a los adolescentes. Se interesa tanto por la literatura que no encuentra grandes dificultades en introducirse en este universo, puesto que sus textos son aceptados desde el primer momento en que comenzó a escribir. Se mantendrá en este universo a lo largo de su vida estableciendo siempre relación con los más grandes escritores, músicos y artistas de su época. Aun siendo adolescente entra en relación con Théodore Herzl, escritor que había vivido una gran conmoción al asistir en París a la degradación pública de Alfred Dreyfus mientras éste gritaba que era inocente. Este suceso le hará reflexionar sobre la cuestión judía e iniciará el principio del sionismo, el cual en aquel momento, fue rechazado por todos.

            Zweig es un apasionado de los viajes, le encanta su sentido del cosmopolitismo y el sentirse bien en cualquier lugar. Acérrimo partidario de Europa es capaz de expresarse en alemán (su lengua materna), inglés, francés e italiano. Ayudado por todos sus viajes, su espíritu de observación se desarrolla y afina a lo largo de los años. Esta es la razón por la que ve y siente que se preparan grandes acontecimientos desastrosos en Europa y mientras ve con estupor el gran entusiasmo por entrar en guerra, prevé los daños que aparecerán con los jóvenes obreros y campesinos convertidos en carne de cañón durante la primera guerra mundial, mientras los empresarios y comerciantes se enriquecen sin límites.

            Durante los locos años 20, la inflación galopante, las sanciones a las que sometieron los aliados a Alemania, el desmembramiento de su imperio y la desaparición obligada del Imperio Austro-Húngaro que dará nacimiento a la pequeña República de Austria Alemana, la vida se convierte en un desenfreno en el que la locura se convierte en colectiva hasta que en 1923 se establecen reglas económicas y se fija un nuevo Marco con valor seguro. También es la época en la aparecen grupos paramilitares violentos pero bien entrenados y con uniformes nuevos que nadie sabe quién financia. Es el inicio y el progreso del nazismo; nadie ve el peligro que esto representa hasta que en 1938 Hitler invade Austria como primer movimiento para construir la Gran Alemania. Es entonces cuando los países europeos comprenden el peligro después de haberse mostrado indiferentes ante la guerra civil española, que había comenzado en el verano de 1936; entonces los países europeos consideraron que era una cuestión interna del país y no supieron o no quisieron comprender –como sí que lo hizo Zweig- que se trataba de combatir a la democracia y de tener unas grandes maniobras de entrenamiento para los dos grandes grupos ideológicos que se preparaban para una nueva guerra de mayores consecuencias y crueldad que la Gran guerra. Alemana e Italia se estaban preparando para la segunda guerra mundial.

            Hitler pretendía aplastar a Austria con el odio que se había fraguado en su interior desde la infancia, cuando la sociedad austríaca no sólo no le ayudó, sino que le despreció y le abandonó. Con sus métodos progresivos de ensayos como sondeo de la opinión pública, pretendía conocer el grado de aceptación de Alemania y Europa frente a sus provocaciones y violencias, fue infiltrando su odio en la población alemana hasta que ya nadie pudo dar marcha atrás porque se encontraban engullidos por la maquinaria nazi.

            A los contrarios a Hitler no les quedó más remedio que abandonar el continente y exiliarse en Londres primero, después en los diversos países de América. Es lo que le ocurrió a Zweig, que se reencontró con su querido amigo Sigmund Freud en Londres donde también huyeron Tomas Mann y otros muchos. Se les obligó a convertirse en apátridas, por lo que incluso el Reino Unido poseía el poder de decidir qué hacer con ellos, principalmente dificultarles la concesión de los documentos necesarios que les permitieran viajar a América.

            Zweig consigue que el desarrollo de la Europa anterior a la primera guerra mundial y de entre dos guerras nos sea fascinante y nos atrape hasta la última página. A pesar de los libros de Historia, nuestro viejo continente no será ya el mismo después de la lectura de estos recuerdos y pensamientos de Stefan Zweig.





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